miércoles, 12 de marzo de 2008

El tiempo y la mente



La dimensión temporal se nos escapa de las manos mientras la cogemos mentalmente.

En un tiempo de sociedades definidas por lo estético y el deseo, en el que ya no nos regimos por lo que nos da la madre tierra sino por la madre moda de la industria, que nos cambia cuatro veces al año la textura y materia de los de los estantes sin saber si estamos realmente en primavera o invierno, en verano o en otoño, en un tiempo en el que los transportes nos trasladan en espacio tiempo inversamente proporcional a las distancias, nos aburrimos. Nos abruman. Y la cantidad de sensaciones que nuestro cerebro recibe otra vez es inversamente proporcional a lo que es capaz de asimilar. Nos estresamos y por ende nos dormimos.

Los intereses del Yo van cambiando, hay que estar dispuesto y preparado para derribar de nuestro interior las barreras establecidas que ya tenemos y coordinarlas con las que van llegando pudiendo así renovar las invenciones y gestionar mejor nuestras apetencias. Si no, llegamos a estados mentales contradictorios que no nos permiten conocernos, dándonos de golpe con los muros del imaginario y los nuestro propios.

Como resultado los estados de ánimo contradictorios nos llevan a desequilibrios y entre ellos el del sueño. Cuál es la causa, qué nos lleva a dormir durante tanto tiempo en el tiempo "real"... Permanece oculto, empañado y oscurecido por el sueño. Ese es el aburrimiento. Ese otro cantar, eso es algo a lo que enfrentarnos.

Cuando uno no tiene un Gremlin dentro es cuando el sueño, oportunamente torna placentero y el divertimento comienza. Ahí el tiempo es lo que tu quieras.

No hay comentarios: